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Los altos precios de los alimentos: El ‘qué’, ‘quién’ y ‘cómo’ de las acciones de política propuestas

by Joachim von Braun,
Akhter U. Ahmed,
Kwadwo Asenso-Okyere,
Shenggen Fan,
Ashok Gulati,
John Hoddinott,
Rajul Pandya-Lorch,
Mark W. Rosegrant,
Marie T. Ruel,
Maximo Torero,
Teunis van Rheenen and
Klaus von Grebmer
Open Access

La complejidad de las causas de la actual crisis alimentaria y agrícola requiere de una respuesta integral. En vista de que es urgente prestar asistencia a las poblaciones y los países necesitados, la primera serie de acciones de política -un paquete de emergencia- consiste en varios pasos para generar un impacto inmediato:

  1. Incrementar las acciones de emergencia y la ayuda humanitaria para incluir a las poblaciones que experimentan inseguridad alimentaria y a las que amenazan la legitimidad gubernamental;
  2. Eliminar la prohibición y las restricciones a las exportaciones agrícolas;
  3. Emprender programas que permitan rápidamente expandir la oferta alimentaria en áreas clave; y,
  4. Modificar las políticas de los biocombustibles.

Una segunda serie de acciones de política -un paquete de resiliencia socioeconómica- consiste en los siguientes pasos:

  1. Proveer tranquilidad en los mercados mediante una regulación de los movimientos especulativos a través de instrumentos de mercado, reservas públicas y compartidas de granos, un mayor financiamiento para la importación de alimentos, y una ayuda alimentaria confiable;
  2. Invertir en protección social;
  3. Incrementar paulatinamente las inversiones para un crecimiento agrícola sostenido; y,
  4. Concluir las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La inversión en estas acciones requiere de recursos adicionales. Las instancias decisorias deberán considerar la movilización de recursos provenientes de cuatro fuentes: los países que se han beneficiado del auge de los commodities agrícolas; la comunidad de países donantes, tanto tradicionales como nuevos; impuestos proporcionales, directos o indirectos, y la reasignación del gasto público en los propios países afectados; y la movilización de los recursos financieros del sector privado, lo que incluye una ampliación en la cobertura de los servicios financieros para la agricultura.

Debido a las diversas situaciones que enfrentan, los mismos países deben dirigir y apropiarse del diseño de los programas. La rendición de cuentas en cuanto a una implementación acertada también deberá recaer en los países. Al mismo tiempo, se necesita una nueva estructura internacional de gobernabilidad para la agricultura, la alimentación y la nutrición, a fin de implementar de forma eficaz las iniciativas descritas, especialmente los componentes relativos a los bienes públicos internacionales.

También es necesaria la acción, tanto en el ámbito mundial como nacional, a través de los mecanismos existentes, iniciativas especiales muy bien coordinadas y posiblemente un fondo especial.